ZAFNAT-PANEACH & ASENATH

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TEXTO 221
la altiva y desdeñosa;
a ti elevo, Señor, mi súplica,
a ti dirijo mi clamor.
Sálvame de quienes me persiguen,
pues vengo a refugiarme junto a ti,
como el niño junto a su padre y su madre.
8 Señor, extiende tus manos sobre mí
como padre amante y tierno con sus hijos;
arrebátame de la mano del enemigo.
9 Mira que el antiguo y feroz león me anda persiguiendo;
sus hijos son los dioses de los egipcios,
a los que yo arrojé de mí haciéndolos añicos,
y su padre, el diablo, intenta engullirme.
10 Señor, sálvame de sus garras,
y de su boca sácame,
no sea que, como un lobo, me rapte y me desgarre
y me lance al abismo de fuego
o a la tempestad del mar,
y me engulla el gran monstruo marino.
11 Sálvame, Señor, pues estoy sola,
ya que mi padre y mi madre me aborrecen,
pues he destruido sus dioses, haciéndolos añicos.
Ahora estoy huérfana y abandonada;
no hay para mí esperanza alguna si no es en ti, Señor,
porque tú eres el padre de los huérfanos,
y de los perseguidos, escudo protector,
y de los oprimidos, defensor.
12 Mira todas las riquezas de mi padre, Pentefrés, que son momentáneas
y perecederas, mientras que tus palacios, Señor, son incorruptibles y
permanecen para siempre.
8 amante y tierno: Dios, cuya concepción como padre es propia de la literatura
judía, aparece aquí calificado con dos adjetivos (gr. pbiloteknos y philostorgos),
usados sobre todo por escritos no canónicos (cf. Sal 102,13; 4 Mac 15,4;
15,13, etc.), preferentemente aplicados a la madre; igualmente, la denominación
del diablo (gr. ekhthros) es la de numerosos apócrifos (TestDan 6,3;
ApMos 2; Testjob 47). En el NT, cf. la misma concepción en Mt 13,39
y Le 10,19.
9 león: Posible alusión a la cosmología egipcia. Este animal, en la mitología
del país, aparecerá como representación del demiurgo primordial que persigue
a Asenet por abandonar su veneración, pero la idea de la persecución aparece
expresamente en el AT (cf. 1 Re 13). En el NT, el diablo aparece como
un león rugiente que busca a sus enemigos para devorarlos (cf. 1 Pe 5,8).
su padre, el diablo: Cf. Jn 8,44.
10 lobo: No es necesario, para esta comparación, acudir a la mitología egipcia.
monstruo marino: Cf. Jon 2,1.
11 Para las expresiones de este versículo, cf. Sal 26,10; 90,9; 67,6; 27,7; 32,20;
Rom 15,13.
me aborrecen: El verdadero prosélito abandona todo, padre y riquezas, por
la nueva religión.
Plegaria de Asenet
13 l Ayuda mi orfandad, Señor, porque en ti he buscado refugio.
2 Observa cómo me he despojado de mi regia vestimenta, tejida en oro
y me he vestido una túnica negra. 3 He soltado mi cinturón de oro y me
he'ceñido con cuerda y saco. 4 He arrojado de mi cabeza la diadema y la
he cubierto de ceniza. s Mira cómo el suelo de mi cámara, incrustado de
piedras variadas y purpúreas y rociado de perfumes, está regado por mis
lágrimas y totalmente cubierto de polvo. 6Mira, mi Señor, el abundante
barro de mi alcoba, formado por el polvo y por mis lágrimas, igual
que en un ancho camino.7 Mira, Señor, que mi comida regia y mis viandas
suculentas las he arrojado a los perros. 8 En siete días y siete noches no
he probado pan ni bebido agua; mi boca está seca como la piel de un
tambor; mi lengua, como un cuerno, y mis labios, como un guijarro. Mi
rostro está enjuto, y mis ojos se consumen por el ardor de mis lágrimas.
9 Perdóname, Señor, porque he pecado contra ti en mi ignorancia y he
proferido palabras contra José, mi señor. 10Y no sabía, desgraciada de
mí, que es tu hijo, Señor, ya que la gente me dijo que José era hijo del
pastor de Canaán. Yo les di crédito, me extravié y desprecié a tu elegido,
José; proferí contra él perversas palabras, sin saber que es tu hijo. n ¿Qué
mujer ha alumbrado una belleza tal? ¿Quién puede compararse a José
en sabiduría y poder? A ti te lo encomiendo, Señor, porque lo amo más
que a mi alma. a Guárdalo con la sabiduría de tu gracia y entrégame a él
como su sierva, para que le lave los pies, le sirva y sea su esclava todos
los días de mi vida.
Epifanía celeste
14 * Cuando concluyó Asenet su confesión ante el Señor, se alzó
del cielo, por el oriente, el lucero matutino. Asenet lo vio, se regocijó
y exclamó:
2—En verdad me ha escuchado el Señor, Dios, ya que esa estrella
es mensajero y heraldo de la luz del gran día.
13.1 Comienza aquí un capítulo que se limita a repetir elementos anteriormente
expresados.
Ayuda: O bien «protege», «visita». Cf. Sant 1,27 (de los hombres).
2 Cf. JyA 10,9.11.
3 Cf. JyA 10,11.16; igualmente para el versículo siguiente.
5 perfumes: El uso de perfumes estaba muy extendido en Egipto.
6 Cf. JyA 10,18.
7 Cf. JyA 10,14.
8 Cf. JyA 10,19, salvo por lo que hace a los símiles, que no parecen inspirados
de ningún pasaje bíblico.
10 Cf. JyA 4,13; 6,2.5; 12,6.
11 Cf. JyA 4,9; 6,7.
12 Cf. JyA 6,8.
14.2 heraldo: El carácter de las estrellas como mensajeros es particularmente egipcio
(Philonenko, 177).
gran día: Cf. Hch 2,20 (= Jl 3,4) y Jds 6; Ap 16,14.
TEXTO 223
3 Entonces, cerca del lucero del alba, se rasgó el cielo, y apareció una
luz inexpresable. 4 Cayó Asenet sobre su rostro en la ceniza, y se llegó
a ella un hombre del cielo. Se quedó junto a su cabeza y la llamó:
—¡Asenet!
5 Ella respondió:
—¿Quién me acaba de llamar? La puerta de mi alcoba está cerrada,
y la torre es alta. ¿Cómo ha penetrado en mi cámara?
6 El hombre la llamó por segunda vez:
—¡Asenet! ¡Asenet!
Replicó ella:
—Aquí estoy, señor; dime quién eres tú.
7 Respondió el hombre:
—Soy el comandante de la casa del Señor y general en jefe de todo
el ejército del Altísimo. Ponte en pie, que voy a hablarte.
8 Levantó ella sus ojos y vio a un hombre en todo parecido a José: en
el vestido, corona y el bastón regio. 9 Pero su rostro era como el relámpago,
sus ojos como el resplandor del sol, los cabellos de su cabeza como
llama de fuego y sus manos y pies como metal fundido. 10 Asenet lo vio
y cayó sobre el rostro a sus pies con gran temor y estremecimiento. n El
hombre le dijo:
—Tranquilízate, Asenet, y no tengas miedo; ponte en pie, que voy
a hablarte.
12 Se puso en pie Asenet, y el hombre añadió:
—Despójate de la túnica negra que llevas encima y del saco de tu
cintura; sacude de tu cabeza la ceniza y lava tu rostro con agua fresca.
13 Vístete con un traje nuevo, inmaculado, y ciñe tu cintura con el cinturón
brillante y doble de tu virginidad. 14 Vuelve luego a mí, porque voy
a comunicarte las palabras que se te envían.
15 Penetró Asenet en su aposento, donde estaban los arcones de sus
galas, abrió un cofre y tomó un traje nuevo, excelente; se despojó de su
túnica negra y se vistió una nueva y brillante. 16 Soltó la cuerda y el saco
de su cintura y se ciñó el doble cinturón brillante de su virginidad, uno
en torno a su talle y otro sobre el pecho.17 Sacudió de su cabeza la ceniza,
3 se rasgó el cielo: Cf. Me 1,10.
4 sobre su rostro: Cf. JyA 23,14. Para la expresión, cf. Jue 13,20; 1 Re 17,
49, etc.
7 comandante... general: Gr. stratiarkhés y arkhistrategos. El varón es, por tanto,
el ángel Miguel (cf. ApEsd 4,24 y Hen[esl] 33,10).
9 como el relámpago: Para estas imágenes, cf. Mt 28,3; Ap 1,14; 2,18; 19,12;
Mt 17,2 y Ap 1,16; Ap 10,1.
11 Tranquilízate: Palabras normales en los visitantes celestiales cuando se manifiestan,
para paliar la impresión producida (cf. Le 1,13). Véase el artículo
de Pfister, Epipbaneia, en la RE de Pauly-Wisowa.
12 Cf. JyA 10,9.11.16.
agua fresca: Lit. «viva». Cf. Jn 4,10ss; en el AT, Gn 26,19, etc. Probablemente
no hay que ver aquí ningún rito de purificación.
15 Cf. JyA 10,9.11.
17 agua pura: Es la misma calificada como «fresca» (lit. «viva») en el v. 12.
224 JOSÉ Y ASENET
se lavó el rostro con agua pura y cubrió su cabeza con un velo hermoso
y distinguido.
Mensaje y promesa
15 ' Se acercó entonces al hombre, y éste, al verla, le dijo:
—Retira el velo de tu cabeza, ya que eres una virgen santa, y tu cabeza
es como la de un hombre joven.
2 Lo retiró, pues, de su cabeza y el hombre le dijo:
—Ten ánimo, Asenet; el Señor ha escuchado las palabras de tu confesión.
3 Ten ánimo, Asenet, porque tu nombre está escrito en el libro
de la vida y no será borrado jamás. * A partir de hoy vas a ser renovada,
remodelada y revivificada; vas a comer el pan de vida, a beber la copa
de la inmortalidad, y serás ungida con la unción de la incorruptibilidad.
5 Ten ánimo, Asenet; el Señor te ha dado a José como esposa, y él va a
ser tu esposo. 6Ya no serás llamada Asenet, sino que tu nombre será
«Ciudad de Refugio», ya que en ti se refugiarán muchas naciones, y bajo
tus alas se abrigarán muchos pueblos, y en tu muralla serán protegidos
quienes se unan a Dios a través de la conversión. 7 La conversión es hija
del Altísimo e intercede ante él continuamente por ti y por todos los que
se arrepienten, puesto que el Altísimo es padre de la conversión, y ella es
la madre de las vírgenes. En todo momento ruega por los que se arrepienten,
ya que a los que la aman les ha preparado una cámara nupcial celeste,
y ella misma les servirá por siempre.8 Es la conversión una virgen suma-
15,1 virgen: La virginidad, cuya alabanza se repetirá en 15,8 y 19,2, lleva anejo
un carácter andrógino, en el sentido de que la mujer (esencialmente un objeto
de tentación; cf. TestRub) es así absolutamente pura (masculina). En el caso
de Asenet y de los prosélitos, la verdadera pureza radica en la conversión.
Sobre la androginia de Asenet-Neith, cf. Introducción.
Retira el velo: Problablemente porque ya está preparada para desposarse con
José; tradicionalmente la novia llevaba velo hasta la cámara nupcial: cf.
Gn 29,23-25 y Cant 4,1-3; 6,7.
2 Te» ánimo: Cf. v. 5 y antes 14,11. Cf. Mt 9,2.22; Hch 23,11.
3 libro de la vida: Cf. Ex 32,32s; Sal 68,29; Dn 12,1; 1 Hen 47,3; 104,1; en
los Jub desempeña un papel especial (cf. 30,22 y 36,10). Hay una monografía
sobre el tema: L. Koep, Das bimmlische Buch in Antike und Christentum
(Bonn 1952).
no será borrado: Cf. Ap 3,5; 20,15 y Flp 4,3.
4 renovada, remodelada y revivificada: Estos verbos, compuestos en el original
(ana-), no se utilizan apenas en textos bíblicos, lo que puede estar en relación
con la atmósfera iniciática de este capítulo desde su comienzo (así Philonenko,
182s).
5 esposa: Al convertirse Asenet, se eliminan los obstáculos para el matrimonio
mixto. Asenet es ya verdaderamente judía y puede abrazar a Jacob como
verdadero padre (22,5).
6 Ciudad de Refugio: Juego de palabras entre 'asnat (Asenet) y hosna' (ar. fortaleza)
según Ginzberg. El significado de la alegoría resulta claramente explicado
en lo que sigue: Asenet es figura prototípica del converso. Es como
Jerusalén, que acoge en sus murallas a los prosélitos.
bajo tus alas se abrigarán: Cf. Sal 60,5. Asenet no prefigura aquí a la Shekiná
(como piensa Philonenko, p. 183), pues este vocablo es en realidad una designación
de Dios en el judaismo de la época.
TEXTO 225
mente bella, pura, santa y dulce, y el Dios Altísimo la ama, y todos los
ángeles la respetan. 9 Ahora me voy junto a José y le hablaré acerca de
ti; él vendrá a tu casa hoy, te verá, se alegrará con tu presencia y será
tu esposo. 10 Oye, Asenet, lo que finalmente te digo: vístete un traje de
boda, tu traje del principio, el primero, el depositado en tu alcoba; rodéate
de todas tus galas preferidas, engalánate como una esposa y estáte preparada
para el encuentro con él. u Hoy vendrá a tu casa, te verá y se
alegrará.
12 Cuando terminó el hombre de hablar a Asenet, ella se regocijó
enormemente. Cayó a sus pies y le dijo:
13 —Bendito sea el Señor Dios, el que te envió para salvarme de las
tinieblas y conducirme de nuevo a la luz, y bendito su nombre por siempre.
M Te hablaré, señor, si es que he hallado gracia ante ti: siéntate un
poco en el lecho, mientras dispongo una mesa y algunos alimentos; come,
y te traeré un buen vino, cuyo aroma llega al cielo; bebe, y entonces
continuarás tu camino.
Purificación
16 'El hombre le dijo:
—Tráeme un panal de miel.
2 Respondió Asenet:
—Voy a enviar a alguien, señor, a mi hacienda y te traeré un panal
de miel.
3 Repuso el hombre:
—Entra en tu alcoba y encontrarás un panal.
4 Entró Asenet en su aposento y encontró un panal sobre la mesa,
blanco y brillante como la nieve, lleno de miel, y su aroma era perfume
de vida. sTomó Asenet el panal y se lo llevó al hombre. Este le dijo:
—¿Por qué dijiste: «No hay panal de miel en mi casa», y luego resulta
que me lo traes?
6 Respondió Asenet:
—No tenía, señor, ningún panal en mi casa, pero ha sucedido como
dijiste. ¿Salió acaso de tu boca? Su aroma es como el olor del perfume.
7 El hombre extendió su mano, asió la cabeza de ella y añadió:
10 vístete: Las galas de conversa de Asenet son, curiosamente, las que vestía
siendo todavía pagana (cf. JyA 3,10).
13 El versículo ofrece expresiones frecuentes en pasajes del AT (cf. 1 Re 25,32;
3 Re 1,48; Sal 71,17); recoge también dos afirmaciones de 8,10. Cf. Col 1,13.
14 Cf. JyA 9,4.
bailado gracia: Cf. Le 1,30; Hch 7,46; Heb 4,16.
16,4 panal: En el delta del Nilo se producía el tipo de miel que aquí se cita
—blanca, especialmente apreciada—, que el autor realza todavía al atribuirle
un olor especial («olor de vida»), cuyo significado exacto se nos escapa.
Probablemente hay que relacionarlo con la inmortalidad (cf. v. 8).
7 revelados: Para aludir a las verdades reveladas se emplea en el original el
vocablo típico de los cultos mistéricos (gr. aporréta), que aparece en la Biblia
una sola vez (Eclo 13,22).
15
226 JOSÉ Y ASENET
—Feliz tú, Asenet, porque te han sido revelados los secretos de la
divinidad, y felices los que se unen a Dios por la conversión, porque
comerán de ese panal. 8 Semejante miel ha sido elaborada por las abejas
del paraíso, y los ángeles se alimentan de ella, y todo el que la come
no morirá jamás. 9 El hombre extendió su mano derecha, partió un trozo
de panal y comió; y con su propia mano puso otro trozo en la boca de
Asenet. 10 Volvió a extender la mano y posó su dedo en el extremo del
panal que mira al oriente, y la huella del dedo se convirtió en sangre.
11 Tendió la mano por segunda vez y puso su dedo sobre el extremo
del panal que mira al norte, y la huella del dedo se convirtió en sangre.
12 Asenet estaba en pie a su izquierda y observaba todo cuanto iba
haciendo el hombre. I3De las celdillas del panal salieron unas abejas
blancas y brillantes como la nieve, y sus alas eran como de púrpura y
violeta; sobre sus cabezas había unas diademas de oro, y sus aguijones
eran afilados. 14 Todas las abejas se posaron en Asenet, de los pies a la
cabeza, y otras, grandes como reinas, tocaron a la joven en los labios.
15 El hombre ordenó a las abejas:
—Retiraos a vuestros sitios.
16 Se alejaron de Asenet todas, cayeron a tierra y murieron. 17 El
hombre añadió:
—Resucitad y volved a vuestro sitio.
Resucitaron y se alejaron todas juntas hacia el patio adosado al de
Asenet.
Vinal de la aparición
17 1 Dijo el hombre a la doncella:
—¿Has visto semejante cosa?
Respondió:
—Sí, señor, lo he visto todo.
2 El hombre añadió:
—Así ocurrirá con las palabras que te he dicho.
3 Tocó el hombre la miel, y subió de la mesa un fuego que devoró
el panal. De la combustión surgió un perfume que llenó toda la alcoba.
8 paraíso: Lit. «paraíso de las delicias» (cf. Gn 2,15; 3,23s LXX).
el que la come no morirá jamás: Cf. Jn 6,50. Hay aquí una especie de comunión
(cf. v. siguiente).
11 Termina aquí el rito iniciado en el versículo anterior, que concluye con el
trazado de una cruz sobre el panal. No parece que deba otorgarse a este
signo una especial significación cristiana, pues se trata, al parecer, de una
costumbre extendida en otras creencias (p. ej., mitraicas; cf. Philonenko,
189). Probablemente haya que ver aquí una alusión a los cuatro puntos
cardinales, de donde proceden los iniciados-prosélitos.
14 se posaron en Asenet... labios: Como signo de un cambio de mentalidad
que se expresa por palabras (pronunciadas por los labios).
15 La abeja como símbolo de la resurrección es bastante rara. (Cf. Ap 11).
17,3 Todo el versículo recuerda a Jue 6,21.
TEXTO 227
4 Asenet dijo al hombre:
—Hay aquí, señor, siete doncellas que me sirven, criadas conmigo
desde mi infancia, alumbradas conmigo en una misma noche. Yo las
amo. Así que las voy a llamar para que las bendigas como lo has hecho
conmigo. SE1 hombre dijo:
—Llámalas.
Así lo hizo Asenet, y el hombre las bendijo con estas palabras:
—El Dios Altísimo os colmará de bendiciones por siempre.
6 Dijo el hombre a Asenet:
—Retira la mesa.
Asenet se dio la vuelta para cambiar de sitio la mesa, y en ese momento
el hombre se alejó de su vista. Asenet vio como un carro de
fuego arrebatado al cielo hacia oriente. 7Dijo Asenet:
—Ten misericordia de tu esclava, señor, ya que por mi ignorancia
he hablado malamente ante ti.
Regreso de José: Asenet, a su encuentro
18 'Al tiempo de suceder tales cosas, llegó un joven, miembro de
la comitiva de José, con este anuncio:
—José, el fuerte de Dios, viene hoy a vuestra casa.
2 Asenet llamó al mayordomo y le ordenó:
—Prepárame un buen banquete, porque José, el fuerte de Dios,
viene hoy a nuestra casa.
Entró Asenet en su alcoba, abrió su cofre y sacó su traje, el primero,
brillante como un relámpago, y se lo puso. 4 Se ciñó un cinturón
refulgente, regio, hecho con piedras preciosas. 5 Colocó alrededor de sus
manos unas pulseras de oro y en sus piernas unos bombachos dorados,
y un preciado collar en su cuello, y en torno a su cabeza una corona de
oro, en cuya parte delantera había piedras de gran valor. 6 Con un velo
cubrió su cabeza. 7 Dijo a su sirvienta:
4 Cf. JyA 2,10-11.
6 se alejó de su vista: Para la expresión, cf. Jue 6,21. La mención del carro
de fuego se inspira en 4 Re 2,11 y 6,17. Cf. también Testjob y ApMo 33.
Ese carro sirve para transportar al cielo las almas de ciertos bienaventurados
insignes.
7 Cf. JyA 6,8.
18,1 Cf. JyA 4,8; 5,1.
2 Cf. JyA 3,5-6.
3 Cf. JyA 15,10.
4 Cf. JyA 14,16.
5 Cf. JyA 3,9-10.
6 a. JyA 3,11.
7 Hasta aquí, el capítulo repite expresiones anteriormente empleadas. No es
convincente ver en esta escena —donde se habla simplemente de adornarse—
un caso de lecanomancia o adivinación por agua. El rostro de Asenet brilla
ahora como resultado de su cambio interior por la conversión y consiguiente
iniciación.
228 JOSÉ Y ASENET
—Tráeme de la fuente agua pura.
Asenet se inclinó sobre el agua de la jofaina. Su rostro era como el
sol, y sus ojos como el lucero del alba al salir.
José, recibido por Asenet
19 ' Llegó un esclavo pequeño y dijo a Asenet:
—Mira, José está a las puertas de nuestro patio.
Asenet bajó con las siete doncellas a su encuentro.
2 Cuando la vio José le dijo:
—Acércate a mí, virgen santa, pues he recibido sobre ti buenas noticias
desde el cielo; de allí me han dicho todo acerca de ti.
3 Tendió José sus brazos y rodeó con ellos a Asenet, y ella a José,
y se abrazaron durante largo rato, mientras se reanimaba su espíritu.
Anuncio de esponsales
2 0 'Asenet le dijo:
—Ven, señor, entra en mi casa.
Le tomó por su mano derecha y le condujo al interior de su mansión.
2 Sentó a José en el sitial de Pentefrés, su padre, y trajo agua para lavar
sus pies. José le dijo:
—Que venga una de las doncellas y lave mis pies.
3 Asenet le replicó:
—De ninguna manera, señor: mis manos son tus manos y tus pies
son los míos; ninguna otra te lavará los pies.
Le convenció a la fuerza, y le lavó los pies. 4Tomó José la mano
derecha de la joven y la besó repetidamente, y Asenet le besó a él en la
cabeza. 5 Llegaron de su hacienda los padres de Asenet y la vieron sentada
con José, vestida con el traje de boda. Se alegraron por ello y glorificaron
a Dios. Luego comieron y bebieron. 6 Pentefrés dijo a José:
—Mañana voy a llamar a los magnates y sátrapas de Egipto. Prepararé
vuestra boda, y tomarás a Asenet por esposa.
19.1 Cf. JyA 5,1. , A
2 Cf. JyA 15,9, donde se promete a Asenet lo que ahora sucede.
3 se abrazaron: El texto largo desarrolla la significación religiosa del beso:
«y, al saludarla, José dio a Asenet el espíritu de vida; luego, el espíritu de
sabiduría y, en tercer lugar, besándola, el espíritu de verdad» (cf. 20,4).
20.2 Cf. JyA 7,1. . . .
3 El versículo anticipa ya el matrimonio de los protagonistas, no solo por la
identificación mística que expresa la unidad de manos y pies, sino porque
Asenet asume una tarea, la de lavar los pies a José, que, según la costumbre
judía, era propia de la esposa.
5 Cf. JyA 4,2.
TEXTO 229
7 Pero respondió José:
—Voy a informar primero al faraón acerca de Asenet, porque él es
mi padre; él será quien me la dé por esposa.
8 Permaneció José aquel día en casa de Pentefrés, pero no se llegó
a Asenet, pues pensaba:
—No está bien que un hombre piadoso se acueste con su mujer antes
de la boda.
La boda
2 1 ' Se levantó José a la mañana siguiente, se marchó al palacio
del faraón y conversó con él acerca de Asenet.2 El monarca envió a buscar
a Pentefrés y a la muchacha. 3E1 faraón quedó asombrado ante la
belleza de la doncella y exclamó:
—Bendígate el Señor, Dios de José, que te escogió para esposa
suya, porque él es eí hijo primogénito de Dios. Tú serás llamada hija del
Altísimo, y José será tu esposo por siempre.
4 Tomó el faraón unas coronas de oro y las colocó sobre sus cabezas,
y dijo:
—El Dios Altísimo os bendiga y os colme de bienes por siempre.
5 El faraón les hizo volverse el uno hacia el otro, y ellos se besaron
repetidamente. 6 Celebró el faraón sus bodas y dispuso un banquete
con abundante bebida durante siete días. 7 Convocó a todos los gobernadores
de Egipto e hizo proclamar el siguiente pregón:
—Todo aquel que haga algún trabajo en los siete días de la boda
de José y Asenet morirá con horrible muerte.
8 Concluidas las bodas y terminado el banquete, José se llegó a
7 Cf. Gn 46,31.
8 Probablemente, un alegato contra la costumbre circundante pagana.
21,1 Cf. JyA 20,7, versículo que, recogido ahora en alusión parcial, sirve para
introducir un capítulo totalmente fragmentario en los mss. griegos y que
ha sido reconstruido a partir de la versión eslava por M. Philonenko (op. cit.,
25,196-197). Se trata de un procedimiento absolutamente lícito, porque es
bien conocida la rigurosa literalidad de los traductores eslavos.
3 Cf. JyA 1,6, para la mención de la belleza; JyA 17,5, para la expresión de la
bendición divina, y JyA 8,11, para la referencia a la predestinación.
hija del Altísimo: El «serás llamada» anterior es un hebraísmo por «serás
en realidad». Cf. Le 1,76: «y tú, hijo, serás llamado profeta del Altísimo».
4 coronas: Nótese la diferencia existente entre las coronas impuestas aquí a los
novios y las tradicionales coronas judías utilizadas en ocasiones semejantes,
que normalmente se trenzaban con elementos vegetales.
os colme de bienes: Otra posible traducción: «os multiplique» (cf. Gn 22,17).
5 Cf. JyA 19,3.
6 banquete: Aquí se procede de acuerdo con la costumbre judía en cuanto a
la duración de los festejos.
8 Cf. Gn 41,50-52. En uno de los testigos del texto griego este capítulo se
prolonga en el siguiente salmo: «Pequé, señor, yo, Asenet, pequé ante ti.
Pequé. Yo era la que todo lo disponía en la casa de mi padre. Era una virgen
orgullosa y jactanciosa. Veneraba innumerables dioses extranjeros y comía
230 JOSÉ Y ASENET
Asenet, y ella concibió de José. Dio a luz a Manases y a su hermano
Efraín en la casa de José.
Visita al padre de José
22 l Después de todo esto, pasaron los siete años de abundancia y
comenzaron los siete de hambre. 2 Cuando oyó hablar Jacob de José, su
hijo, se fue a Egipto con toda su familia, el día veintiuno del segundo
mes, y se asentó en la región de Gesén. 3 Dijo entonces Asenet a José:
—Iré a ver a tu padre, ya que él, Israel, es también mi padre.
José le propuso:
—Hagamos el viaje juntos.
4 Marcharon José y Asenet a la región de Gesén, y salieron a su
encuentro los hermanos de José y se prosternaron en tierra. 5 Llegaron
junto a Jacob, que los bendijo y besó tiernamente. Asenet se colgó del
cuello de su padre, Jacob, y lo besó tiernamente. 6 Después comieron y
bebieron.
7 Se pusieron en camino José y Asenet hacia su casa, y Simeón y
Leví les servían de escolta, ya que sus enemigos les envidiaban. Leví
iba a la derecha de Asenet, y Simeón a la izquierda. 8 Asenet asió la
mano de Leví, porque le amaba como a un profeta, varón piadoso y
temeroso del Señor. 9 Leví vio unas palabras escritas en el cielo, las leyó
las víctimas de sus sacrificios. No conocía al Señor, Dios del cielo, ni confiaba
en el Dios Altísimo de la vida. Pequé, Señor, pequé muchísimo. Puse mi
confianza en mis gloriosas riquezas y me jactaba de mi belleza orgullosamente
y despreciaba a todo varón sobre la tierra. Pequé, Señor, pequé muchísimo
contra ti. A todos mis pretendientes los desprecié y los aborrecí hasta que
llegó José, el fuerte de Dios. Este me quitó mi poder y me hizo bajarme de
mi orgullo. Con su belleza y su sabiduría me cazó el hijo de Dios, como a
un pez con el anzuelo; con su espíritu [me sedujo] como con un señuelo
vivo. Su poder me robusteció y me condujo al Dios eterno y al jefe [de los
ejércitos] del Dios eterno. Me dio a comer el pan de vida y la bebida de la
sabiduría. Así fui su esposa para siempre».
Manases... Efraín: Cf. Gn 41,50ss.
22,2 Cf. Gn 46,6 para el viaje de Jacob y Gn 47,27 para el asentamiento. Según
Jub, Jacob se asentó en Gosén el día primero del cuarto mes.
3 Contrariamente a Gn 46,29, es la pareja, y no sólo José, la que va a recibir
a Jacob.
5 besó: Cf. Gn 46,29, pese a que allí es José quien lo hace, de acuerdo con la
nota anterior.
8 asió la mano: Cf. JyA 20,1 para el signo de confianza que constituye ese
gesto. Podemos ver aquí algunas trazas del respeto teológico hacia Leví, pues
en algunos círculos se esperaba un doble Mesías: uno político, que procedería
de Judá, y otro religioso, de Leví.
9 palabras... en el cielo: A la inscripción celeste se alude también en la Plegaria
de José, de la que da noticia Orígenes y a la que nos hemos referido en la
introducción. Se trata, sin duda, de las tablas celestes donde está escrito el
pasado y el futuro. Cf. Hen(et) 106,19; Philonenko, p. 201.
lugar de reposo: Cf. JyA 8,11 y 15,7. Expresión, otra vez, de la creencia en
la resurrección.
TEXTO 231

3

TEXTO 231
y se las reveló a Asenet en secreto. Además vio en las alturas el lugar
de reposo para ella.
Celos del hijo del faraón: planes de venganza
2 3 ' Sucedió que, cuando pasaban José y Asenet, los vio desde lo
alto de la muralla el hijo primogénito del faraón. 2 Al ver a Asenet, se
volvió loco por ella a causa de su extraordinaria belleza. El hijo del
faraón envió mensajeros para llamar a su presencia a Simeón y a Leví.
3 Cuando llegaron a palacio y estuvieron ante el hijo del faraón, éste les
dijo:
—Sé que sois hombres fuertes, más que el resto de los habitantes
del país, y que vuestra diestra destruyó la ciudad de los siquemitas,
y que vuestras espadas acabaron con treinta mil guerreros. 4 Os exhorto
a que os apresuréis a ayudarme, y os aceptaré como compañeros y os
daré muchas piezas de oro y plata, esclavos y esclavas, casas y grandes
haciendas. Alzaos, pues, en armas conmigo y tened compasión de mí, ya
que he sido injuriado por vuestro hermano José, que ha tomado a Asenet
por esposa, una mujer que me estaba prometida desde hace mucho
tiempo. 5 Venid conmigo. Lucharé contra José, lo mataré con mi espada
y tomaré a Asenet por esposa, y vosotros seréis mis hermanos y mis
amigos hasta el fin.6 En cambio, si no escucháis mis palabras, os mataré
con mi espada.
Mientras así hablaba, desenvainó su espada y se la mostró.7 Simeón,
sin embargo, que era hombre audaz y animoso, sacó su propia espada
de la vaina y quiso herir al hijo del faraón. 8 Pero Leví advirtió el propósito
de Simeón, pues era profeta y veía con anterioridad todo lo que
iba a suceder. Leví pisó entonces el pie derecho de Simeón hasta hacerle
daño, indicándole así que cesara en su cólera. 9 Leví le dijo:
—¿Para qué te irritas contra él? Nosotros somos hijos de un hombre
23,1 Cf. JyA 5,2, donde Asenet adopta la misma postura que ahora el hijo del
faraón. Resulta así cierta simetría entre las dos partes de la novela, donde
aparece este detalle.
2 Cf. JyA 1,6.
3 ciudad de los siquemitas: Cf. Gn 34,25-26. JyA se inserta, en la línea de
aprobación del hecho, en contra de Gn 49,5. La mención de los treinta mil
no se refiere a otra acción de guerra diferente.
4 compañeros: Relacionado con la donación de posesiones por parte del hijo
del faraón, este vocablo debe de ser un título palaciego otorgado por el monarca
como recompensa por algo.
estaba prometida: También esto es un engaño: cf. JyA 1,14.
5 hermanos y amigos: Estos vocablos deben de expresar otros títulos palaciegos.
Ciertamente ocurría así con el primero de ellos entre los nabateos.
7 Simeón, contrariamente al papel que aquí desempeña, aparece como enemigo
de José en TestZab 4,11.
8 Cf. JyA 22,8.
9 devuelva mal por mal: Repetido en 28,4.14; esto no aparece en el AT, pero
será un principio de la teología intertestamentaria: 1QS 10,17 y ApSedrac 7,7.
En el NT, Rom 12,17.
232 JOSÉ Y ASENET
piadoso, y no está bien que un hombre así devuelva mal por mal a su
prójimo.
10 Dijo entonces Leví a su prójimo, el hijo del faraón, con mansedumbre
de espíritu y rostro alegre:
—¿Por qué, mi señor, pronuncias tales palabras ante nosotros?
Somos hombres piadosos; nuestro padre es siervo del Dios Altísimo, y
José, nuestro hermano, es amado de Dios. " ¿Cómo vamos a cometer
semejante maldad ante Dios? Óyenos ahora y guárdate de pronunciar
más palabras como ésas acerca de nuestro hermano José. n Si te empeñas
en tan perverso plan, aquí están nuestras espadas desenvainadas
ante ti.
13 Sacaron sus espadas de las vainas, y dijeron:
—¿Has visto espadas como éstas? Con ellas vengó el señor Dios el
ultraje de los hijos de Israel, el que los siquemitas cometieron con nuestra
hermana Dina, a la que mancilló Siquén, el hijo de Emmor.
14 Vio el hijo del faraón sus sables desenvainados, y sintió temor;
comenzó a temblar y cayó sobre su rostro, a sus plantas. K Leví tendió
su mano y lo puso de nuevo en pie con estas palabras:
—No temas, pero guárdate de pronunciar contra nuestro hermano
una sola palabra perversa.
16 Y se alejaron de él, dejándolo temblando y atemorizado.
Alianzas y plan de operaciones
2 4 'El hijo del faraón estaba apesadumbrado y muy afligido a
causa de Asenet, y sufría muchísimo. 2 Sus esclavos le dijeron al oído:
—Los hijos de Bala y Zelfa, las siervas de Lea y Raquel, mujeres
de Jacob, son enemigos de José y Asenet y los ven con malos ojos; ellos
obrarán de acuerdo con tu deseo.
3 Envió el hijo del faraón mensajeros a buscarlos, y ellos llegaron a
su presencia de noche. Les dijo entonces el hijo del faraón:
—Sé que sois hombres vahen tes.
4 Gad y Dan, los hermanos mayores, respondieron al hijo del faraón:
—Diga nuestro señor a sus servidores lo que planea, que vamos a
realizar su deseo.
5 El hijo del faraón sintió una enorme alegría y dijo a sus sirvientes:
10 mansedumbre de espíritu: Cf. Mt 11,29.
siervo del Dios Altísimo: Cf. Dn 3,93 (Teod.).
11 maldad ante Dios: Para la expresión, cf. Is 66,4.
13 Cf. Gn 34,5.
15 Cf. JyA 23,11.
24,1 Cf. JyA 7,4, pasaje con el que también está en simetría el presente: ahora es
Asenet, en lugar de José, el objeto de admiración y la causa de las penas de
amor.
2 Cf. Gn 37,2: los hijos de Bala y Zelfa mantienen en la novela la misma posición
contraria a José.
TEXTO 233
—Apartaos de aquí, que quiero comunicar a estos hombres mis planes
en secreto.
6 Salieron todos los sirvientes, y el hijo del faraón les dijo estas
mentirosas palabras:
—Bendición y muerte están dispuestas ante vosotros. Escoged la
bendición y no la muerte. 7 Mirad, yo sé que sois valientes, que no vais
a morir como mujeres, sino que os portaréis como hombres y rechazaréis
a vuestros enemigos.
8 Añadió:
—He oído a vuestro hermano José decir al faraón, mi padre: «Dan
y Gad son hijos de las esclavas; no son mis hermanos. 9 Aguardaré pacientemente
la muerte de mi padre; acabaré con ellos y con toda su parentela
para que no compartan con nosotros la herencia, ya que son hijos
de esclavas. Semejante gente es la que me vendió a los ismaelitas. 10 Les
voy a devolver las maldades que contra mí cometieron tan pronto como
muera mi padre». " El faraón, mi padre, le alabó con estas palabras:
«Has hablado estupendamente, hijo; así que toma unos cuantos valientes
de entre mis guerreros y ve secretamente contra ellos, tal como hicieron
contigo, que yo voy a ser tu defensor».
12 Así que oyeron aquellos hombres las frases del hijo del faraón, se
conturbaron muchísimo y respondieron con gran tristeza:
—Te lo pedimos, señor, socórrenos; si ordenas algo a tus esclavos,
lo haremos.
13 El hijo del faraón les dijo:
—Voy a matar a mi padre esta misma noche, porque él es como un
padre para José. Matad también vosotros a José y tomaré a Asenet por
esposa.
14 Dan y Gad respondieron:
—Haremos cuanto nos ordenas. Hemos oído a José decir a Asenet:
«Ve por la mañana a nuestra hacienda, porque es el momento de la
vendimia». Y le ha dado seiscientos hombres aguerridos y cincuenta
exploradores para acompañarla.
15 Cuando oyó el hijo del faraón tales palabras, dio a cada uno de
los cuatro más de quinientos hombres, y a ellos los puso como jefes
y comandantes. 16 Dan y Gad dijeron al hijo del faraón:
—Vamos a marchar de noche a tender una emboscada hacia el torrente.
Nos ocultaremos entre la espesura de los juncos. 17Tú toma
contigo cincuenta arqueros de a caballo y avanza por delante; llegará
Asenet, caerá en nuestras manos, y destrozaremos a los hombres de su
6 bendición... muerte: Cf. Dt 30,19.
7 Cf. JyA 23,3 y 24,3 respecto a los halagos del hijo del faraón.
9 Cf. Gn 21,10.
13 Cf. JyA 20,7.
16 emboscada hacia el torrente: Inspirado en 1 Re 15,5.
espesura de los juncos: De acuerdo con los testimonios literarios, eran estos
lugares, al lado de los caminos, excelentes escondrijos para los bandoleros.
17 toma contigo: Los arqueros a caballo constituían uno de los cuerpos de ejército
en Egipto.
234 JOSÉ Y ASENET
escolta. 18 Asenet huirá con su carro y caerá en tus manos, y harás con
ella lo que desea tu alma. 19 Después mataremos a José, mientras sufre
por Asenet, y mataremos también a sus hijos ante sus ojos.
20 El hijo del faraón se regocijó al oír tales palabras y envió con ellos
a dos mil guerreros. 21 Llegaron al torrente y se ocultaron entre espesos
juncos, mientras otros quinientos tomaban posiciones delante, mediando
entre ellos un ancho camino.
El plan, en marcha
251Se acercó el hijo del faraón a la cámara de su padre para matarlo,
pero los guardias le impidieron entrar. 2E1 hijo del faraón les
dijo:
—Voy a ver a mi padre, pues marcho a vendimiar la última viña
que planté.
3 Los guardias le respondieron:
—Tu padre está sufriendo mucho y ha pasado la noche sin dormir;
ahora está tranquilo y nos ha ordenado que nadie entre, ni siquiera su
primogénito.
4 El se marchó encolerizado, tomó cincuenta arqueros de a caballo
y salió al frente de ellos, como le habían dicho Dan y Gad. s Neftalí
y Aser dijeron a Dan y Gad:
—¿Por qué cometéis de nuevo maldades contra nuestro padre Israel
y nuestro hermano José? Dios lo guarda como a la niña de sus ojos.
6 ¿No lo vendisteis ya una vez? Hoy es el rey de todo el territorio, su
salvador y proveedor de trigo. 7 Si ahora maquináis perversamente con-
18 La mención del carro de Asenet se repetirá en 26,6; 27,1.3; 28,8. El autor
designa el vehículo con un vocablo griego (okhéma) diferente del de los
demás pasajes, como 5,4.5.11; 6,5; 9,3 (horma), donde también aparece un
carro. Curiosamente, okhéma no aparece en los LXX. Pero es «carro astral»,
en el que viaja el alma, en las obras de Filón de Alejandría. Según Philonenko
(p. 209), es probable que en nuestro autor haya un simbolismo intencionado,
representando indirectamente al alma perseguida por sus enemigos tradicionales,
el mundo y las pasiones.
lo que desea tu alma: Igual expresión en Is 58,11.
19 mientras sufre: La añoranza, la tristeza, el llanto por ausencia de la persona
amada son tópicos de la novela griega.
25,1 Cf. JyA 24,13.
2 Cf. JyA 2,19 y 24,14.
4 Cf. JyA 24,17.
5 TestZab 1,5, donde son Zabulón y Rubén los que apoyan a José contra
Dan y Gad.
la niña de sus ojos: Cf. Dt 32,10.
6 Cf. Gn 42,18.33.
7 enviará...: Cf. Gn 19,24; 4 Re 1,10; Le 9,54.
los ángeles de Dios lucharán: La idea de los ángeles como compañeros de
fila en el combate de los justos no es exclusiva de nuestra novela: cf. Mt 26,
53.
TEXTO 235
tra él, invocará en su socorro al Dios de Israel, y Dios enviará desde
el cielo fuego que os devorará, y los ángeles de Dios lucharán contra
vosotros.
8 Pero sus hermanos mayores, Dan y Gad, se irritaron con ellos y
respondieron:
—¿Es que vamos a morir como mujeres? ¡No suceda tal!
Y salieron al encuentro de José y Asenet.
La emboscada
26 ' Al día siguiente por la mañana se levantó Asenet y dijo a José:
—Voy a nuestra hacienda, pero tengo miedo de que te separes de
mí.
2 Le respondió José:
—Tranquilízate, no temas; vete porque el Señor está contigo y te
guardará de toda maldad como a la niña de sus ojos. 3 Yo iré a mi distribución
de trigo y repartiré grano a todos los habitantes de la ciudad,
para que nadie perezca de hambre en el territorio de Egipto.
4 Emprendió Asenet su camino, y José se marchó a su distribución
de trigo. s Llegó la joven al lugar del torrente con los seiscientos hombres.
Entonces, de repente, saltaron de su escondrijo los de la escolta
del hijo del faraón y trabaron combate con los guerreros de Asenet,
degollaron a todos con sus espadas y mataron a todos los exploradores
de la muchacha, 6 y ésta huyó con su carro. 7 Leví, el hijo de Lea, en su
calidad de profeta, supo todo lo que sucedía y contó a sus hermanos el
peligro que corría Asenet. Se ciñó cada uno de ellos su espada, fijaron
escudos en sus brazos, tomaron lanzas en sus diestras y se lanzaron tras
Asenet en rápida carrera. sHuía Asenet cuando el hijo del faraón salió
a su encuentro con cincuenta hombres. Al verlo, Asenet fue presa de
temor y comenzó a temblar.
8 morir como mujeres: Cf. 24,7 respecto a la virilidad en el combate.
No suceda tal: Gr. me genoito: fórmula de optativo petrificada que expresa
un rechazo vehemente; cf. Rom 3,4.6.31; 1 Cor 6,15; Gal 3,21, etc.
26,1 Cf. JyA 10,18 y 21,1 para el acto de despertarse, y 24,14 para la visita a la
hacienda.
2 El Señor está contigo: La misma expresión en Le 1,28.
guardará de toda maldad: Cf. Sal 120,7.
3 La explicitación de la finalidad de la actuación de José puede constituir un
intento apologético frente a las acusaciones de que históricamente fueron
objeto los judíos, como causantes de epidemias y pestes que se cebaron en la
población egipcia.
5 Cf. JyA 24,14.
6 Cf. JyA 24,18.
7 Se ciñó cada uno de ellos su espada: Cf. Sal 44,4.
El hijo del faraón, derrotado
2 7 ' Estaba Benjamín sentado con ella en el carro. 2 Era éste un
joven robusto, como de dieciocho años; había en él una belleza inexpresable,
fuerza como la de un cachorro de león, y era temeroso de Dios.
3 Echó pie a tierra y tomó del torrente una piedra redonda, la sujetó
bien con su mano y la lanzó contra el hijo del faraón. Le alcanzó en su
sien izquierda y le causó una herida grande y profunda. Este, medio
muerto, cayó de su caballo. "Benjamín subió corriendo a una roca y
dijo al auriga de Asenet:
—Alcánzame cincuenta piedras del torrente.
5 Este se las dio. Benjamín las lanzó y mató a los cincuenta hombres
que estaban con el hijo del faraón, clavándoles las piedras en las sienes.
6 Entonces, los hijos de Lea, Rubén y Simeón, Leví y Judas, Isacar y
Zabulón, se lanzaron en persecución de los emboscados, cayeron sobre
ellos repentinamente y los seis hermanos solos aniquilaron a los dos mil
hombres. 7 Huyeron los dos hermanos, los hijos de Bala y Zelfa, y dijeron:
—Nuestros planes se han ido abajo por la actuación de nuestros
hermanos: ha muerto el hijo del faraón a manos de Benjamín, y todos
los que estaban con él han perecido por su brazo. Vayamos ahora y
matemos a Asenet y a Benjamín y huyamos a la espesura de los juncos.
8 Y llegaron con sus espadas desenvainadas llenas de sangre. Asenet
los vio y dijo:
—Señor, Dios mío, que de la muerte me has hecho vivir y que me
dijiste: «Tu alma vivirá por siempre jamás», sálvame de esas gentes.
Escuchó el Señor Dios su voz e inmediatamente cayeron las espadas
de sus manos a tierra y se disolvieron como ceniza.
27,2 Cf. JyA 1,6. Resulta, por tanto, que Asenet y Benjamín eran coetáneos. Esta
coincidencia se repite en la belleza tópica, rasgo también de José, según se
vio en 6,7. A ello se une aquí la fuerza, en una expresión que no coincide
con la que se le aplica en Gn 49,27 (Benjamín es un lobo rapaz), sino con
la de Gn 49,9, pasaje en que se habla de Judá (cachorro de león).
3 tomó una piedra: El proceder de Benjamín recuerda el de David en su lucha
contra Goliat, tanto más cuanto que se observan notables semejanzas entre
las expresiones utilizadas en la novela y en la narración canónica (cf. 1 Sm 17,
48-52).
7 La versión eslava omite la mención de Benjamín.
8 de la muerte: Cf. JyA 8,10.
tu alma vivirá por siempre: Afirmación clara de la inmortalidad del alma;
cf. espec. 4 Mac 14,5-6; 18,23.
se disolvieron como ceniza: Cf. JyA 28,10.
La misericordia de Asenet
2 8 ] Vieron los hijos de Bala y Zelfa el prodigio acaecido y, presa
del temor, dijeron:
—El Señor combate contra nosotros en favor de Asenet.
2 Cayeron con el rostro en tierra y se postraron ante Asenet, diciendo:
—Ten piedad de nosotros, tus siervos, pues eres nuestra dueña y
reina; hemos sido malvados contigo y con nuestro hermano José.3 Ahora
Dios nos retribuye con lo que merecemos; por eso te suplicamos, nosotros
tus siervos, que te compadezcas de nosotros y nos salves de las
manos de nuestros hermanos, porque ellos son los vengadores del ultraje
cometido contra ti, y sus espadas están frente a nosotros.
"Les respondió:
—Tranquilizaos; no temáis. Vuestros hermanos son hombres piadosos
y no devuelven mal por mal a nadie. 5 Marchad hacia la espesura
de los juncos hasta que yo los aplaque y haga cesar su cólera, una vez
que habéis actuado con enorme osadía frente a ellos. 6 Tranquilizaos;
no temáis. El Señor decidirá entre mí y vosotros.
7 Dan y Gad huyeron a la espesura de los juncos.8 Llegaron entonces
los hijos de Lea, corriendo como ciervos contra ellos, y Asenet bajó de
su carro y les estrechó las manos con lágrimas. 9 Ellos se prosternaron
a tierra ante la joven y empezaron a lamentarse a grandes voces, mientras
buscaban a sus hermanos, los hijos de las siervas, para hacerlos morir.
10 Asenet les dijo:
—Perdonad a vuestros hermanos y no les hagáis mal, pues el Señor
ha sido mi escudo y ha convertido en cenizas las espadas de sus manos,
como sucede a la cera en presencia del fuego. u Ya es bastante que el
Señor combata por nosotros; sólo os queda perdonar a vuestros hermanos.
12 Replicó Simeón a Asenet:
—¿Por qué habla nuestra dueña en favor de sus enemigos? 13No,
los atravesaremos con nuestras espadas, porque han tramado asechanzas
por dos veces contra nuestro padre, Israel, contra nuestro hermano José
y hoy contra ti.
14 Asenet insistió:
—Hermano, no devolverás mal por mal a tu prójimo, porque es el
Señor quien vengará ese ultraje.
28,1 Cf. JyA 25,7.
3 nos retribuye: Cf. Lv 18,25; SalSl 2,16; Testjud 13,8.
4 hombres piadosos: Cf. JyA 23,9.
5 los aplaque: Cf. Ex 32,30.
6 decidir: Cf. Gn 16,5.
10 Cf. JyA 12,11 para la protección divina y 27,8 para el milagro de la fusión
de las espadas (cf. también Sal 67,3).
13 tramado asechanzas: Cf. Gn 50,20.
14 devolverás: Cf. JyA 23,9. La devolución del mal recibido, que aparece aquí
como no procedente, se rechaza además mencionando la competencia divina
para impartir justicia (cf. Rom 12,17.19; 1QS 10,18).
238 JOSÉ Y ASENET
15 Entonces Simeón abrazó a Asenet. Leví se acercó a ella, besó tiernamente
su mano derecha y la bendijo. 16 Y así salvó Asenet a los dos de
la cólera de sus hermanos, que no los mataron.
Dolor y felicidad
29 ] El hijo del faraón se levantó del suelo, se sentó y escupió
sangre por la boca, pues la sangre fluía de su sien hasta sus labios.2 Benjamín
corrió hacia él, tomó su espada y la sacó de la vaina, ya que él
no portaba armas.3 Cuando estaba a punto de descargar un golpe contra
el hijo del faraón, corrió Leví, le cogió la mano y dijo:
—Hermano, no cometas semejante acción, pues nosotros somos
hombres piadosos, y no está bien que un hombre tal devuelva mal por
mal, ni pisotee al caído, ni aplaste al enemigo hasta su muerte. 4 ¡Ea!,
curémosle la herida y, sí llega a vivir, será nuestro amigo, y su padre,
el faraón, nuestro padre.
5 Leví puso en pie al hijo del faraón, enjugó la sangre de su rostro,
le vendó la herida, lo subió a su caballo y lo acompañó junto a su padre.
6 Leví explicó a éste lo que había acaecido. 7 El faraón se levantó de su
trono y se prosternó en tierra ante Leví. 8A1 tercer día murió el hijo
del faraón a consecuencia de la herida producida por la piedra de Benjamín.
9 Hizo duelo el faraón por su hijo primogénito y, a causa de la
pena, enfermó.
10 Murió el faraón a los ciento nueve años y transmitió su corona a
José. uJosé reinó en Egipto durante cuarenta y ocho años y dejó la
corona al nieto del faraón. Fue José en Egipto como su padre.
29,2 corrió hacia él: El proceder de Benjamín recuerda de nuevo el de David,
siendo también coincidentes las expresiones utilizadas en ambos casos: cf.
1 Sm 17,51ss.
no portaba armas: Porque era demasiado joven. Compárese esta escena con
la del buen samaritano (Le 10,30ss), aunque la semejanza es más bien casual.
10 ciento nueve: La plenitud de la edad entre los egipcios era ciento diez años.
El faraón, como se ve, no la alcanzó por poco, pero sí José; cf. Gn 50,26
(Philonenko, p. 221).
11 El versículo confirma la arraigada y extendida idea del desempeño de la
función real por parte de José, dato que se recoge en Sab 10,14 y Flavio
Josefo (Ant. II, 174).

6

APÓCRIFOS
DEL
ANTIGUO TESTAMENTO
Obra dirigida por el profesor
ALEJANDRO DIEZ MACHO
con la colaboración de
MARÍA ANGELES NAVARRO
ALFONSO DE LA FUENTE
ANTONIO PINERO
Tomo III
EDICIONES CRISTIANDAD
MADRID 1982
APÓCRIFOS
DEL
ANTIGUO TESTAMENTO
Tomo III
EDICIONES CRISTIANDAD
MADRID 1982